La vida es palpable. Tan palpable como abrazar a un niño. A veces las palabras no tienen un orden o una coherencia, pero siempre tienen algo que enseñarnos. Creo que los sueños sostienen al hombre, éstos le mantienen despierto y con ganas de reír. Pero ¡ojalá tuviese la suficiente valentía para amar todos los días! Ojalá el dolor nunca me detuviese, entonces correría tras el amor. Porque el ser humano es proclive a renunciar o detenerse tras el miedo, por eso considero que la valentía para vivir se debe tener cada día, incluso en las noches. Porque la luna a veces mira a los hombres con anhelo como de besar, y el hombre se esconde si no es valiente.
Introducción: Una de mis aficiones es escribir, y mis variables favoritas son el ser humano, la vida, el tiempo, la incertidumbre o el miedo. Este escrito refleja una pasión viva y a la vez cotidiana hacia los días desde mi punto de vista.
Yeimi