Voy camino a cursar mis estudios, y salgo con un plano de mi ciudad, porque me desoriento muy fácilmente. ¿Viste cuando eras chico y no sabías dónde estabas si perdías de vista a tu mamá? Esos segundos en que te sentís perdido en el medido de la nada. Bueno, eso lo experimento normalmente. Por suerte ya soy adulta y me inventé estrategias para compensarlo: miro el plano antes de salir, que recorrido hacer, como volver. ¡Pero que no me quede el plano olvidado en la mesa, eh! Ahí me quiero ver, dando vueltas desorientada por toda la ciudad.
Me subo al micro. El momento previo anticipo que tengo unos segundos para pasar la tarjeta, es poco tiempo para resolver donde corno la tengo que apoyar, y en qué posición, seguro me termina ayudando alguien. Ya me pongo nerviosa de solo pensarlo.
El micro se balancea, lo cual, como siempre, me descompone. Y la gente que se perfuma: -¡¿porque tanto?!-, les quiero gritar, mientras siento unas nauseas terribles. Pero la única que lo percibe soy yo, porque los olores dulces me llegan sin escalas, directo al sistema límbico. Peor sería ir en remís, con sus perfumínas y su “acelero, freno, claxon”, son el diablo mismo en forma de vehículo.
Llego al aula, y me encuentro con gente conocida. El momento del saludo es incómodo, obvio que no digo nada e intento disimular. Nunca sé como tengo que saludar, y si realmente debería hacerlo, así que espero que ellos inicien un movimiento, y me copio: me abrazaron brevemente, yo no lo anticipé, me di cuenta tarde, así que abracé a destiempo, y no sé si se notó que no sabía cómo actuar. No es que me moleste que me abracen un segundo, me molesta pensarlo tanto y no saber qué hacer, ¿no se supone que es algo espontáneo y que tiene que salir naturalmente, un simple saludo? Pero si me abrazan de manera prolongada, no va a quedar otra que inventar una excusa para liberarme: decir que tengo que ir a hacer otra cosa. Cuando era chica era más fácil, no me saludaba con casi nadie, y a mi única amiga le pedía que no me tocara, y ya. Evidentemente, a la única que la pone nerviosa esto, es a mi, así que como todo, aprendí a disimular.
Entro al aula. La gente se para, se sienta, mueve un brazo, escribe, habla, murmura, se ríe, se ponen perfumes, y todo eso lo recibo sin que mi cerebro filtre nada, como información esencial detalle a detalle. En ese contexto, me cuesta entender lo que me dicen, cuando me hablan. Es como si las palabras estuvieran vacías de contenido. Enseguida me empieza a doler la cabeza. Las migrañas cada vez son peores. Ya de chica me hicieron hasta electroencefalograma, y te dijeron que no tengo nada. Entonces no tener nada se siente como el culo, la cabeza se me parte.
Y empeora si tengo que mirar a las personas a los ojos: ya superé la etapa de correrle la mirada a los desconocidos de manera alevosa. Avancé: ahora los miro unos segundos a los ojos, paso a las manos, miro alrededor, y así voy descansando sin que se note que si los miro mucho me duelen los ojos, bien adentro. Son demasiadas sensaciones, y cuando todo empieza a dar vueltas, me tengo que encerrar un rato en el baño. Pero voy a poner todo mi esfuerzo para no volver a dejar de estudiar, que no te supere nuevamente el desafío, otra vez.
Vuelvo a mi casa, agotada, con mi planito y mi tarjeta endemoniada. Me pregunto: ¿cómo puede ser que tenga tanta facilidad para algunas cosas, y algo tan simple como ubicarme en la calle y tomarme un micro sea todo un desafío?
A la noche tengo un cumpleaños, de una persona cercana, sino ni iría. No lo pensé antes, pero a último momento me doy cuenta que va a haber gente que no conozco. Ya empiezo a ponerme ansiosa. Un cumpleaños en el que va a haber música “fuerte” (evidentemente, lo que es fuerte para mí, para los demás es normal) sumado a las conversaciones (nunca entendí que a la gente le guste hablar y escuchar música a la vez, lo siento enloquecedor), y que para rematarla, se dan en simultáneo: varias personas hablando a la vez, de diferentes temas… va a ser una pesadilla.
Bueno, puede ser que igual termine zafando: como siempre, me siento mal antes de ir, ya tengo la excusa para faltar.
O voy, a pesar de toda mi ansiedad, y quien me dice: tal vez no haya música fuerte, tal vez pueda charlar sin sentirme mal, y cuando no tenga ganas de hacerlo y quiera tomarme un descanso, pueda hacerlo sin sentirme expuesta. Tal vez las personas que me quieren y conocen no me dejen sola nunca, porque saben que si están conmigo, no siento que las cosas se descontrolen tanto. Y tal vez, quien me dice, tal vez hasta la pase bien.
Analia Infante
6 comentarios en “COMO SE SIENTE UN DÍA CUALQUIERA, EN LA JUNGLA SENSORIAL”
Gracias por compartir esto!, sabes que todo esto me paso toda la vidaaaaaa?!, fui la alumna dispersa (mirando siempre a la ventana en el ultimo asiento, de la ultima fila del salón), tímida ya que solo tenia una amiga, con la que solo a veces jugaba, vergonzosa porque miraba desde abajo, burra porque a pesar de saber hasta las últimas comas con solo escuchar mi nombre al ser llamada para dar la lección automáticamente parecía que iba al patíbulo, la mente se me ponía en blanco y solo podía ver a la maestra mover sus labios y todos mis compañeros mirándome, yo en pánico pidiéndole a Dios que me dejara volver a mi asiento. La secundaria fue tremendaaa solo pensar que tenia que bajar del colectivo caminar por vereda llena de chicos, muchos, todos mirándome, atravesar el hall era tremendo, sudaban mis manos frió, .. solo esperaba llegar a la división a mi tan seguro pupitre, lo mismo cuando tomaban lista, el recreo era una tortura, mi primer salida a un boliche, me la pase en un baño… tarde mucho tiempo en volver a intentarlo. Me ayudo mucho participar en el movimiento guía scout, con toda una estructura, como la que tienen, con sub grupitos de 5 o 6 chicos, fortaleció mi independencia y mi capacidad para socializar, finalmente logre hacer un grupo de amigos muy tranquilos, solo 7 eramos, actualmente para ir a reuniones aunque sean familiares debo tomar algo para el dolor de cabeza, me cuesta mucho poder enfocar en un tema con mucha gente hablando al mismo tiempo, los sonidos, las luces, los perfumes, los olores,orientación en la ciudad igual que vos. Nunca tuve un diagnostico, antes no se sabia, viste… estudie me recibí, trabaje en muchas cosas, me enamore y me case, tengo dos hijas hermosas… una de ellas tiene TGD, es una leona, todo lo que yo pase me sirve para ayudarla, y es 100 veces mejor que yo, nos sorprende y sorprende a todos siempre, va muy bien en el cole y tiene el apoyo que quizás a mi me falto por no saber, tiene muchas amigas/os, es excelente en inglés, arte, música, computación, matemáticas, lengua nos cuesta un poquito, ambas son lo mas hermoso de mi vida, mi mas grande desafió, Gracias por compartir esto y dejarme ver que no eran cosas mías… que también hay otras como yo y que somos súper normales , beso enorme! 😉
Gracias a vos Paula por comentar. Yo también tengo un nene con TEA. Si alguna vez te pica «el bichito de la duda», podés hacerte evaluar. A mi me ha servido y siento que me ayuda «saber». Ojo, lo tendría que hacer un profesional que sepa del tema. Te dejo un gran saludos, y gracias por comentar!
Dios, este artículo es la historia de mi vida. Hace dos años me diagnosticaron síndrome de Asperger, me alivió mucho porque me diagnosticaron una serie de trastornos la mayoría erróneos: depresión (que sí tenía) pero ni supe cuál tipo porque me diagnosticaron 2 diferente para ese momento, trastorno obsesivo-compulsivo, posible trastorno bipolar (esto con la primera psiquiatra), luego la segunda: otro tipo de depresión, rasgos de personalidad borderline, el neuropediatra: trastorno de conducta. Hasta que fui adonde mi psiquiatra actual (casualmente especialista en S.A.) y me diagnosticó y entonces fue un verdadero alivio, desde ese momento (tenía 16 años, ahorita voy a cumplir los 18) me obsesioné con el tema y me he informado MUCHO (a esta fecha sigo leyendo cosas que no sabía, qué tema TAN amplio, vaya) y tengo una hipersensibilidad sensorial; los ruidos me dan dolor de cabeza, también los olores fuertes y las luces, no me gusta que me toquen mucho y no tolero picantes, los movimientos me marean y mi ubicación espacial es terrible así que mi sistema propioceptivo y el vestibular también se ven afectados y mi día a día es como el tuyo, constantemente me sobrecargo y me irrito y es terrible. Es un poco triste que hayan otras personas que les suceda lo que a mí pero a la vez alivia que no seas tú sola, ¿no?
Hola Leidy, tenemos en facebook un grupo de mujeres con diagnostico TEA, si queres participar envianos un mensaje al facebook de mujeres tea. Es un grupo cerrado y secreto.
Saludos
hola ,buenas tardes ,que profesional , si se puede decir , logro llegar al diagnostico exacto. gracias